El doble tratamiento superficial es una de las soluciones más costo-efectivas para la conservación de caminos de bajo y medio tránsito. Cuando se ejecuta correctamente, ofrece una superficie de rodadura duradera, impermeable y segura. Sin embargo, su éxito depende de una serie de puntos críticos de control donde un pequeño error puede comprometer la integridad de todo el sistema.
Conocer y controlar estas fases es lo que diferencia una obra exitosa de una falla prematura que requiere costosas reparaciones.
Fase 1: La Preparación de la Superficie es Innegociable
El éxito para un buen doble tratamiento superficial comienza antes de aplicar la primera gota de emulsión. Una base limpia, seca y estructuralmente sana es fundamental, siguiendo siempre los lineamientos del Manual de Carreteras de Chile. Cualquier falla en esta etapa se reflejará en la superficie. Los puntos críticos son:
- Bacheo y sellado de fisuras: Reparar todas las patologías existentes.
- Limpieza profunda: Eliminar polvo, vegetación y cualquier material suelto que impida la adherencia.
- Riego de liga o imprimación: Aplicar la dosis justa para asegurar el anclaje del tratamiento con la base existente, según lo estipulado en las ETE del proyecto
- Capas granulares con poder de soporte, compactación y geometría según requerimientos para este tipo de recubrimiento (DTS): parámetros definidos en el proyecto en base a las solicitudes de diseño.
- Base granular con textura superficial apropiada para la colocación de un DTS: uniforme y sin nidos de piedras, con humedad superficial adecuada
Fase 2: Calibración y Sincronización del Riego y Gravillado
Esta es la fase de mayor precisión. La emulsión asfáltica debe aplicarse a la temperatura y dosis exactas, seguida inmediatamente por la distribución uniforme del árido. La clave es la sincronización perfecta entre el camión imprimador y la gravilladora. Un desfase provoca que la emulsión “quiebre” antes de tiempo, impidiendo que el árido se incruste correctamente. Este proceso debe seguir guías estrictas, como las detalladas en manuales internacionales de buenas prácticas para sellos asfálticos (Chip Seals).
Fase 3: Compactación y Curado, la Paciencia que Asegura la Adherencia
Inmediatamente después del gravillado, la compactación con rodillos neumáticos es crucial. Su objetivo es orientar y asentar las partículas de árido en la capa de emulsión, maximizando los puntos de contacto. El patrón y la velocidad del rodillado deben ser uniformes. Tras la compactación, se requiere un tiempo de curado antes de liberar el tránsito, permitiendo que la emulsión desarrolle su cohesión final. Liberar el tráfico prematuramente es una causa común de desprendimiento.
La Garantía de un Subcontrato con OTZI
En OTZI, nos especializamos en la ejecución de doble tratamiento superficial. Al subcontratarnos, las constructoras delegan estos puntos críticos a un equipo experto con maquinaria calibrada y protocolos probados. Nos hacemos cargo del proceso completo, desde la verificación de la base hasta el control de calidad final, garantizando un doble tratamiento ejecutado bajo los más altos estándares y asegurando la durabilidad y el cumplimiento contractual frente al MOP.
Es un sistema de pavimentación que consiste en la aplicación sucesiva de dos capas de emulsión asfáltica seguidas inmediatamente por dos capas de árido de granulometría controlada. El resultado es una capa de rodadura impermeable y resistente.
Su principal ventaja es la excelente relación costo-beneficio. Permite restaurar las características superficiales de un camino (impermeabilidad, textura y resistencia al deslizamiento) con una inversión significativamente menor a la de una reposición con mezcla asfáltica en caliente.
Las fallas más comunes se deben a una mala preparación de la base (superficie sucia o húmeda), una dosis incorrecta de emulsión, una mala sincronización entre riego y gravillado, o la apertura al tránsito antes de que el tratamiento haya curado por completo.
La base es el cimiento del tratamiento. Si la superficie de abajo tiene polvo, humedad o grietas sin sellar, la nueva capa no podrá adherirse correctamente. Una buena adherencia es esencial para que el tratamiento actúe como un sistema único y duradero.