Las empresas que licitan al Estado deben cumplir estándares técnicos rigurosos, tanto por
exigencia del MOP como por su propio prestigio. Un control de calidad deficiente no solo
puede implicar rechazos en terreno, sino también penalizaciones contractuales, deterioro
prematuro de la obra y pérdida de futuras licitaciones, por ello es importante conocer las buenas prácticas relacionadas al control de calidad en obras viales en Chile.
Implementar un sistema de calidad robusto, desde la selección de materiales hasta el
ensayo post-ejecución, es clave para lograr obras duraderas, seguras y conformes a
normativa.
Principales controles y ensayos en obras de conservación
Algunos controles relevantes en tratamientos superficiales, lechadas asfálticas y para el control de calidad de obras viales en Chile incluyen:
- Control granulométrico de agregados
- Determinación de contenido de asfalto residual
- Pruebas de adhesividad y resistencia al despegue
- Pruebas de macrotextura y microtextura
- Control de espesores aplicados (medición in situ)
- Ensayos de compactación y densidad
- Evaluación visual y seguimiento post-ejecución
Buenas Prácticas
Dentro de las buenas prácticas esenciales para la conservación de caminos, es fundamental implementar un plan de calidad desde la etapa de diseño del proyecto. Para asegurar una ejecución y seguimiento óptimos, se debe designar un responsable técnico de control en cada faena. La fiabilidad de los resultados se garantiza mediante la utilización de laboratorios certificados o internos que operen bajo protocolos claros y estandarizados. Es igualmente crucial documentar meticulosamente todos los controles realizados, constituyendo así un respaldo transparente para el mandante. Complementariamente, el uso de tecnología no invasiva se presenta como una herramienta valiosa para acelerar los procesos de validación y toma de decisiones en terreno.
Además de los rigurosos procesos de control y documentación, una gestión efectiva de la conservación vial se distingue por adoptar un enfoque proactivo en el mantenimiento, priorizando intervenciones tempranas que prevengan deterioros mayores y prolonguen la vida útil de la infraestructura, reduciendo así los costos a largo plazo. Esto incluye la correcta planificación de las actividades según el tipo de vía, su uso y las condiciones ambientales, así como la continua capacitación del personal en nuevas técnicas y el uso de materiales innovadores y sostenibles que se adapten mejor a las exigencias del entorno.
Control de calidad de obras viales en Chile, comparado a resto Latinoamérica:
Profundizando en la excelencia de la conservación vial, resulta altamente beneficioso observar la experiencia comparada de Chile con otros países. Si bien el país ha avanzado en sus prácticas, el benchmarking internacional, particularmente con naciones desarrolladas en Europa y América del Norte, revela diversas aproximaciones a la gestión de activos viales, la aplicación de tecnologías de vanguardia y modelos de financiamiento innovadores.
El análisis de informes y publicaciones de organismos multilaterales, como los que abordan la infraestructura y el transporte en América Latina o las estrategias de gestión de activos viales a nivel global, proporciona una perspectiva valiosa sobre las mejores prácticas, la resiliencia de la infraestructura y los enfoques de sostenibilidad que pueden informar y enriquecer las políticas y metodologías aplicadas en Chile, impulsando así una mejora continua en la calidad y durabilidad de su red caminera.
Es crucial para cumplir rigurosos estándares técnicos exigidos por el MOP y mantener el prestigio de la empresa. Un control deficiente implica rechazos, penalizaciones contractuales, deterioro prematuro y pérdida de futuras licitaciones.
Implementar un plan de calidad desde el diseño, designar un responsable técnico por faena, usar laboratorios certificados con protocolos claros, documentar todos los controles, usar tecnología no invasiva, y adoptar un enfoque proactivo con planificación y selección adecuada de materiales y técnicas.
Permite observar enfoques de gestión de activos, tecnologías y modelos de financiamiento de otros países (especialmente desarrollados), identificando mejores prácticas y enfoques de sostenibilidad para informar las políticas y mejorar la calidad y durabilidad de la red chilena.