Participar en licitaciones públicas para la conservación de caminos es una oportunidad estratégica para las empresas constructoras, pero el proceso está lleno de complejidades técnicas y administrativas que pueden terminar en costos errores en licitaciones públicas. Con frecuencia, ofertas que parecen competitivas en precio y experiencia son declaradas inadmisibles por errores que, con una preparación metódica, eran completamente evitables.
Comprender estas fallas comunes es el primer paso para aumentar la tasa de adjudicación y consolidar la posición de la empresa en el competitivo ecosistema de las obras públicas, gestionado a través de plataformas como Mercado Público.
Error #1: Interpretación deficiente de las bases técnicas y administrativas
Uno de los errores más críticos es la lectura incorrecta de las bases. Malinterpretar una especificación técnica, asumir que un ítem de presupuesto incluye otro, o proponer una emulsión asfáltica no permitida, puede causar el rechazo inmediato. A esto se suman los errores administrativos: presentar certificados vencidos, adjuntar firmas de respaldo sin el poder legal correspondiente o completar erróneamente los formatos de la oferta. Estos detalles, regidos por la Ley de Compras Públicas, no son secundarios; son causales directas de inadmisibilidad.
Error #2: Documentación de respaldo incompleta o mal presentada
Otro foco de rechazo es la documentación técnica de apoyo. Con frecuencia, la empresa cumple con los requisitos de experiencia, equipo y personal, pero no logra acreditarlo correctamente. Certificados de maquinaria sin la información solicitada, currículums del equipo técnico que no demuestran la experiencia específica requerida o declaraciones juradas mal redactadas son errores fatales. Incluso consorcios con amplia trayectoria han perdido licitaciones millonarias por no adjuntar un documento básico en el formato y plazo exigidos.
Error #3: Planificación de la ejecución poco realista
Una oferta puede superar la evaluación documental, pero esconder problemas que aparecerán en la ejecución. Si la empresa no anticipó correctamente la logística de la faena, el rendimiento real de la maquinaria o las verdaderas exigencias del Inspector Fiscal (ITO), se enfrentará a serias dificultades. Estos errores de planificación se traducen en atrasos por falta de insumos, sobrecostos inesperados o la imposibilidad de aplicar un tratamiento (como una lechada o un sello asfáltico) en condiciones climáticas adversas que no se consideraron en la planificación inicial.
Cómo profesionalizar el proceso para evitar rechazos
Evitar estas fallas requiere convertir la preparación de ofertas en un proceso sistemático y profesional. La clave está en:
- Realizar una lectura profunda y multidisciplinaria de las bases (técnica, legal y administrativa).
- Crear un checklist riguroso para cada documento y requisito solicitado.
- Validar la vigencia y formato de toda la documentación con suficiente antelación.
- Implementar una revisión cruzada: que un equipo que no preparó la oferta la audite para detectar errores “ciegos” antes de enviarla.
En licitaciones públicas, ganar no se trata solo de tener el mejor precio. Se trata de demostrar solvencia y meticulosidad, cumpliendo al 100% con cada requisito.
El error más frecuente es una combinación de interpretación incorrecta de las especificaciones técnicas de las bases y descuidos administrativos, como presentar certificados vencidos o formatos de oferta mal completados. Ambos son motivo de rechazo inmediato.
Sí, absolutamente. La normativa de compras públicas es estricta. Un documento vencido, una firma no autorizada o cualquier incumplimiento de un requisito administrativo formal generalmente resulta en que la oferta sea declarada “inadmisible” sin siquiera ser evaluada técnicamente.
Por lo general, no. Debes ceñirte estrictamente a lo solicitado en las bases técnicas. Proponer alternativas solo es posible si las bases lo permiten explícitamente a través de la presentación de “variantes” u “ofertas alternativas”. De lo contrario, tu oferta será rechazada por no cumplir con las especificaciones.
Porque una trazabilidad bien gestionada va más allá de cumplir un requisito. Protege financieramente a la empresa al asegurar los pagos, fortalece la confianza y reputación con el MOP, optimiza los flujos de trabajo internos y sirve como evidencia irrefutable ante cualquier controversia contractual, generando valor a largo plazo.